LOS PARAÍSOS FISCALES

Los paraísos fiscales son aquellos países y territorios que tienen una tributación muy baja o nula, que se han convertido en un privilegio para varias empresas y capital extranjero. Como consecuencia, distintas personas y sociedades establecen en estos países su domicilio fiscal y así beneficiarse de las ventajas que no disfrutarían en su país de origen. La Administración Pública lucha contra varias acciones sobre ellos que suponen un fraude fiscal.

Algunos estudios elevan a 32 billones de dólares la cantidad que se evita pagar a las agencias tributarias. Las grandes empresas buscan la protección en los paraísos fiscales para aumentar su capital y tratar de cotizar menos. Para ello, se recurre a la creación de holdings, un modelo elegido por varias empresas para abrir nuevas vías de financiación.
Los primeros países que reunieron los requisitos para convertirse en un paraíso fiscal fueron Luxemburgo, Suiza y Liechtenstein. En su momento de expansión, eran más de 60 territorios en todo el mundo y aunque no tenían gran popularidad entre la población, las grandes potencias no comenzaron a frecuentarlas hasta los años 90, año en el que se descubrió la evasión fiscal. Disminuyeron con el crac del 29 y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial pero tendrían un impulso en 1944 con el sistema de Bretton-Woods. 
Estos territorios se caracterizan por presentar un Sistema Normativo Dual, es decir, la existencia de unas normas diferentes para residentes e inversores extranjeros. Los bancos en estas regiones presentan opacidad por lo que los dueños de sociedades no figuran en los Registros Públicos. Para concluir, países como Andorra, Mónaco o Malta son considerados paraísos fiscales entre muchos otros.



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